Una historia escrita en tono de humor, por la que discurren todas las situaciones del protagonista, contándonos así el verano de Juan Cacho. Un treintañero soltero buscando trabajo en la academia La milagrosa, como todos los veranos, para dar clases a estudiantes de instituto y universidad poco adelantados, entre los que se encuentra una alumna, a la que le saca bastantes años de edad, que será uno de sus quebraderos de cabeza.
Además, acompañan al personaje otros muchos, gente supuestamente sencilla, de barrio. Su amigo de toda la vida, Vicente, al que intentará llevar por el buen camino. Su portera, a la que siempre querrá esquivar pero que le resultará difícil. Su vecina, Nieves, con la que pasará por situaciones impensables. Y Ángel, el hermano de Nieves, a quien da clases particulares y con el que tendrá una regresión a su adolescencia. El tacaño del dueño de la academia, quien resultará tener algún negocio más. Sus amigos del bar.
Y su vecino sabelotodo con su mujer, muy recatada, quienes nos demostrarán que las apariencias engañan.
Todo comienza siendo un verano más, pero poco a poco esto cambiará con los líos de faldas con su alumna, quien resultará tener sexo con el vecino recatado, que asesinará a su mujer con veneno, situación que Juan Cacho descubrirá con la ayuda de Nieves, entrando juntos en la casa del vecino para conseguir un material pornográfico que descubrió días antes en una reunión de vecinos, por casualidad. De aquí empezarán a atar cabos, que se acabarán confirmando con el descubrimiento que su amigo Vicente hace, también por casualidad, de la existencia de una cámara de vídeo en los baños de la academia.
Así, descubren que el jefe de Juan Cacho tiene un negocio de pornografía, en el que colabora su vecino, lo cual es descubierto por su mujer, motivo por el que la acaba asesinando.
Finalmente, son detenidos y Nieves y Juan se tomarán por fin un café.
Con tan variopintos personajes se nos presenta un cacho de la vida de Juan, unos meses de verano de lo más entretenidos, por los que discurrirán escenas de desesperación, miedo, amistad, amor…
Aunque algunas situaciones serán muy disparatadas, otras muchas las leeremos viéndonos reflejados en ellas, todos habremos pasado alguna vez por alguna, lo que hace que no sea la historia en sí la que nos enganche, sino, las propias palabras y la forma en que las usa el autor lo que no lleve a no poder dejar sin terminar de leer este libro.
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Además, acompañan al personaje otros muchos, gente supuestamente sencilla, de barrio. Su amigo de toda la vida, Vicente, al que intentará llevar por el buen camino. Su portera, a la que siempre querrá esquivar pero que le resultará difícil. Su vecina, Nieves, con la que pasará por situaciones impensables. Y Ángel, el hermano de Nieves, a quien da clases particulares y con el que tendrá una regresión a su adolescencia. El tacaño del dueño de la academia, quien resultará tener algún negocio más. Sus amigos del bar.
Y su vecino sabelotodo con su mujer, muy recatada, quienes nos demostrarán que las apariencias engañan.
Todo comienza siendo un verano más, pero poco a poco esto cambiará con los líos de faldas con su alumna, quien resultará tener sexo con el vecino recatado, que asesinará a su mujer con veneno, situación que Juan Cacho descubrirá con la ayuda de Nieves, entrando juntos en la casa del vecino para conseguir un material pornográfico que descubrió días antes en una reunión de vecinos, por casualidad. De aquí empezarán a atar cabos, que se acabarán confirmando con el descubrimiento que su amigo Vicente hace, también por casualidad, de la existencia de una cámara de vídeo en los baños de la academia.
Así, descubren que el jefe de Juan Cacho tiene un negocio de pornografía, en el que colabora su vecino, lo cual es descubierto por su mujer, motivo por el que la acaba asesinando.
Finalmente, son detenidos y Nieves y Juan se tomarán por fin un café.
Con tan variopintos personajes se nos presenta un cacho de la vida de Juan, unos meses de verano de lo más entretenidos, por los que discurrirán escenas de desesperación, miedo, amistad, amor…
Aunque algunas situaciones serán muy disparatadas, otras muchas las leeremos viéndonos reflejados en ellas, todos habremos pasado alguna vez por alguna, lo que hace que no sea la historia en sí la que nos enganche, sino, las propias palabras y la forma en que las usa el autor lo que no lleve a no poder dejar sin terminar de leer este libro.