viernes, 20 de noviembre de 2009

PRÁCTICA: Elaboración de un prólogo

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PRÓLOGO (JUAN CACHO O UN CACHO DE JUAN)

Sencillez, locura e intriga. Tres palabras. Tres palabras que a simple vista no nos dicen mucho y que no tienen nada en común, ¿o sí?
Si las mezclamos podríamos conseguir un producto que llevara al lector a experimentar diferentes estados.

De estas tres palabras podríamos enlazar otras muchas, porque ¿la sencillez entraña aburrimiento? En ocasiones no, puede llevar detrás un humor de todos los días, con muchas risas. ¿Qué la locura no es buena? En literatura, con ella, podemos vernos en situaciones disparatadas que nos hagan estar un poco más cuerdos. ¿Intriga? Muchos dicen que esto es sólo propio de las historias de aventuras pero es que, en ocasiones, nuestra propia vida puede ser una aventura y nosotros los protagonistas de ella.

Podríamos pensar que esta receta fuera un tanto complicada, pero para nada. Y es que esto es lo que ha conseguido este autor, pasando del humor al estrés o al dolor sin que te des cuenta y, encima, echándote unas risas, de una forma simple con la que en muchas ocasiones podemos sentirnos identificados.

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