jueves, 14 de enero de 2010

Prólogo: EL ESPÍRITU ETERNO

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Nunca me ha gustado la novela histórica, he de decirlo. Nunca me ha gustado la Historia, tener que aprender fechas, personajes…que sí, forman parte de lo que hoy somos, pero que a mí no sé por qué razón no me ha llamado nunca la atención, y por qué no decirlo, que además en el cole me costaba la vida aprender esa cantidad de datos…eran mi quebradero de cabeza. Siempre arrastraba la asignatura a ese Junio o Septiembre caluroso donde te apetecía estar haciendo de todo menos un examen de recuperación de Historia.

Pero si además de contar la historia que dejamos atrás, contamos una historia en primera persona, guiada por unos personajes de lo más peculiar, con unas características muy marcadas y a todo ello le sumamos una buena crítica con la que estás de acuerdo, la cosa cambia.

Este libro no es una novela histórica tal cual, es una novela cargada de impresiones personales de la autora, de ideas y pensamientos que gustarán a unos y no tanto a otros. Pero que lo lea quien lo lea podrá sacar sus propias conclusiones.

Es una novela que llevará al lector a pensar en lo que hoy tenemos, a pensar en cosas tan banales como suponemos es la vida en ocasiones, y en otras tan temidas como suponemos es la muerte. Nos hará recapacitar sobre aquello que tenemos, sobre aquellos que nos rodean, los más cercanos y los que sabemos están ahí pero no conocemos.

Encontramos numerosos temas en este libro; el amor, las relaciones personales que nos encontramos en la vida y cómo pueden ser éstas, el poder y esa gente que dice tenerlo, la religión, las ideas políticas…en definitiva, todo lo que hace nuestro mundo.
Pero no se habla de ello sin más, se habla de ello para hacernos pensar, para hacernos recapacitar, para hacernos plantear lo que no queremos ver.

Así es que quien coja este libro y lo lea, podrá cambiar su visión del mundo, de la sociedad en la que vive, de las personas que tiene cerca y hasta de ella misma. Porque ¿quién dice que todo en lo que creemos es real? Porque, y cito textualmente una frase del libro, todos nos engañamos alguna vez.

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